28.11.06

Molestia intrínseca.

Como siempre, para iniciar la historia, es necesario remitirse al lugar donde comenzó todo. Debe ser un lugar pérdido de la mente, algo como un zurco cerebral medio under, pero ubicado estratégicamente para guardar recuerdos atormentadores. Un núcleo del resentimiento que por alguna razón tengo bastante desarrollado (algo al parecer bastante frecuente en mi generación y las posteriores). Debido a aquel trocito de cerebro me he transformado en un tipo molesto, pero no de causar molestia, sino de estado. La molestia me sale por los poros. En primer lugar, me encuentro tremendamente indignado con Dios. He sido generalmente un buen tipo, me he mamado a compañeras insufribles y viejas desquiciadas con bastante valor o tonto aguante (la que sea...), he sido más cristiano que muchos cristianos y aquí me tienen escribiendo para un blog que nadie lee, moviéndome consfuso por la vida, pseudoprofundo y jurando que a Dios le importa mi molestia con los problemas que tiene. Estimada o no por la divinidad, mi lista es larga.
Siempre quise otras cosas de la vida y recurrentemente ser otra cosa. Pero estoy aquí, jugando pokér con malas cartas y sin oportunidad de cambiarlas. Apelo al juego de las caras y al blufeo para ver si puedo ganar algunas fichas, esperando que la próxima ronda venga mejor. Hasta aqui mi inconformidad no respresenta nada nuevo y se encuentra en lo límites normales...y como lo "normal" no calza mucho conmigo mi disconformidad va mucho más allá. Me molestan las cartas que quedan en la baraja por no tenerlas en mi mano, los otros jugadores por tener más suerte que este pobre imbécil que no le hace mal nadie y al que las reparte, simplemente, porque su peinado es feo.
¿Y que tanto sentido tiene estar tan molesto? ninguno en realidad, preferiría no estarlo y tener todas esas cosas que supongo me harían un tipo feliz, pero que en realidad no lo harán, porque los insatisfechos nacimos y morimos así, enterrados en las mejores tumbas, pero revolcándonos en el ataud, porque no podemos evitar los embates de los gusanos o por último del tiempo. Estamos inherente molestos, pues más allá del zurco cerebral, descrito al inicio del escrito, nuestro código genético al ser desenredado muestra distintas palabras, todas sinónimas de disconformidad.
Para cerrar nada nuevo, estoy molesto por estar tan molesto y no poder dejar de estarlo y eso, a su vez me molesta por la falta de originalidad que representa, pues de tipos molestos esta lleno el mundo y en china otro pelotudo debe estar escribiendo algo similar en su blog virgen de visitas. Estar molesto esta de moda y los enrabiados con el mundo y Dios deben ser tantos como los depresivos y los solitarios, grupo no minoritario en este mundillo de personas anormales que son funcionales y de esa manera pasan por cuerdos. Neuróticos en general (todos ellos entran en la categoría "molestos"), depresivos y psicóticos podríamos tomarnos el poder, pues somos mayoría. Pero claramente nuestro plan nunca se concretará, porque los primeros odian el plan y su objetivo, los segundos no creen que resulte antes de iniciarlo, llorando desde ya su fracaso y los terceros, por su condición, no pueden concretar la conquista mundial. Si bien, estos últimos son los más calificados para la tarea son incapaces de encontrar el mundo. Mejor para ellos, pues si lo encuentran se pasarían, al ya sobre poblado, bando de los disconformes.

17.11.06

Un lugar...

Posiblemente pertenezcamos al reino pérdido.
Ambos somos invitados a la mesa de alguién más
que nos mira con recelo cada vez que tocamos el pan.

No me importa, tengo hambre...lo quiero todo...
adiós migajas y sobrantes.
La mesa y todo lo que hay en ella no es mío,
pero me lo llevaré igual.

De esta forma, puedo desabrochar mis zapatos,
rescostarme en la piedra y aún así dormir bien,
porque a la mañana siguiente,
al verte despertar entre estrellas muertas y flores marchitas,
sabré que tengo un lugar al cual llegar.

11.11.06

Chisté del Tomaté.

Bang, bang to maté!
Era la hora del té.
La mesa la puso mi hermana, la coté.
En dos años a casa falté.
Terminé mi pan con tomaté
En silencio me largué.

Bang, bang to maté!
Te cité y falté.
Nunca me presenté.
de tu embarazo nunca me enteré.
Supongo, pensaste que te olvidé.
De un imaginario árbol de tomaté,
te colgasté.
Nuestro hijo ahí murió, sobre tierra café.

Bang, bang to maté!
Otro hijo tuve más despué.
mucho no le hablé
en su educación tampoco participé
y la infancia le negué.
La perdió trabajando en mi campo de tomaté.
Rápido creció y me robó hasta la fé,
para aspirar, quizás que cosa, yo no sé.
De puro cabrón, de la casa lo eché.

Bang, bang to maté!
Cuando pequeño, de mi abuela me alejé.
"Come tu pan con tomaté
toma té
y callaté"
decía la señora y cuando se murió me alegré,
pero sus lecciones siempre recordé.
Engordé comiendo pan con tomaté.
Disfruté mucho del té
y cada vez que debí hablar, me callé.

Bang, bang to maté!
Fue lo que le dijo un tomaté armado a otro tomaté.
Realmente, un mal chisté.

10.11.06

Risa.

Enrique, ahora transformado en un inmortal, se rió de mí. Me interrogó acerca de mi vida y después de contarle cada suceso, lo hizo una parodia. Me dijo cosas como: "te pasa de pelotudo", "deja de perseguirla" o "no te la vuelvas a tirar". Mi trágica vida era una burla, algo que no causaba más que risa en los labios del viejo. Mi primera reacción fue molestia. Él no era quien para burlarse de mí. Debía sentir tristeza, mi tristeza, la que todos sentían al escuchar mi historia. Quería que la soledad oculta en mis palabras le traspasará los huesos y borrara esa sonrisa, tan feliz y genuina. Parecía un hombre que nunca había odiado y para mí eso lo transformaba en un niño y por lo demás ignorante.

El hombre dejó de reir, como si escuchara mis pensamientos. Se produjo un silencio largo y él clavó su mirada en mí. No sentí miedo ni presión, porque aún retumbaban mis pensamientos y la rabia me mordía los huesos. "Siente mi tristeza, Enrique. Llora mi soledad" se repetía una y otra vez en mi mente, como una cinta sin final. Esquivé su mirada, concentré mi rabia y lo volví a mirar. Debía hacerlo sentir como yo, nada me sería más grato. Él lo notó y volvió a sonreir. Fue allí, de golpe, cuando comprendí lo patético de mi discurso y lo enfermo que estaba ¿Por qué deseaba descargarme contra un hombre que me sonreía?¿Qué clase de ser era?

La rabia se volvió culpa y amarró aún más fuerte mis huesos. Me detuve espantado y Enrique me esperó. Aún así no me despegó la mirada.

Era necesario realizar el acto último de redención antes de seguir avanzando. Solté una carcajada que aún retumba en las calles de la ciudad. Caí al piso y puse las manos en mi abdomen, retorcido en hilaridad. Un par de lágrimas cayeron en el ataque de risa, pero fueron producto de la más pura alegría. Enrique reía conmigo y me acompañó hasta que pude caminar otra vez. Una vez que recuperé los colores del rostro, me dijo:

-Te hace falta experiencia, pendejo-

Y volví a reir, porque su insulto anunciaba las alegrías venideras y me pedía fe en el futuro. El tiempo de reir se encontraba cerca y lo de ese día no era más que una intuición, pero no quería más y tampoco deseaba recibirlo. Las cosas estaban bien como iban, porque así estaban escritas. Era feliz, los inmortales no me habían olvidado.

8.11.06

Puto Darwin

Mentirosa como siempre...
nada ha cambiado querida,
los peces aún nadan contra la corriente,
los pescadores los siguen atrapando,
y aún no sé sin son pelotudos o soñadores.

Porque nada cambia del todo
y nunca lograremos ir a la iglesia como buenos cristianos
por mucho que nos arrepintamos de nuestros pecados.
No habrá lugar en el cual descansar al final del camino.
La luz no es para nosotros.
El limbo será nuestro hogar.
Estamos muertos hace rato, querida
y tampoco tuviste la decencia de decirmelo.

¿Viste como nada cambia?
Puedo sacarme la máscara y tendré otra puesta,
aún no tengo cara y todos lo saben,
sigo siendo tan obvio como siempre.
¿Dónde está la evolución?
Puto Darwin, otro mentiroso más.

6.11.06

Palabra

Palabra...maldita palabra...

Hazte presente, se el final verdadero de una serie de falsas llegadas,
ya no más voladores de luces.
Estamos viejos para la pirotecnia.
Al gato no le quedan más vidas...tan solo más muertes.
Así que gastará sus nueves muertes con tal de encontrar al menos una vida.

Espiral...no círculo, idiota.
Así se mueve el mundo, así me atrapa el mundo y así es como escaparé.
Dios vio que el círculo no era bueno y lo cambió por el espiral.
Y vio que el espiral si era bueno.
Porque es una obra preciosa de narrativa y unión del todo,
pero me tiene acá mascando las lauchas del gato que está encerrado en
su espiral de vidas y muertes.

Palabra, puta palabra...sácame del espiral
o golpéame y déjame inconsciente para
poder perderme en uno de sus giros.
Pero no te olvides del gato, también a él dale una solución,
porque no tiene culpa de que lo tome para mis ejemplos.