22.3.09

Segundo escape

La rabia vuelve y sé que no es signo de inmadurez, sino de humanidad. Como si la conformidad fuera un estado apropiado. No es agradable pensar en la inutilidad del esfuerzo o el deseo. La equivalencia no siempre se cumple y, por lo general, para mí está bien. Es un estado azaroso ser humano y aún sabiéndolo no hay daño. Casi siempre no lo hay. Me gustaría que el deseo alcanzara para cambiar el mundo. Sé lo infantil que es, pero siento cierta liberación al sentir de esta manera. Algo tiene importancia en este mundo posmoderno (donde nada importa y basta con mirar hacia el lado para ser feliz). Resignación. Me ronda la cabeza esa palabra. Estaba demasiado acostumbrado a ella. Como sea, desear algo es mi derecho y a la vez, mi problema. Un mal hijo, pero indisolublemente mío, por lo cual siento una especial satisfacción al vivir con él.

21.3.09

Espero

De golpe maduro y la rabia se va... sigo esperando, como desde hace muchas noches.