3.10.06

En terapia...

El diván es amplio y parece cómoda en él. Me mira sólo cuando le molesta lo que digo. Rara vez le dirijo la palabra, la terapia la hace ella. Habla de trabajo, hijos, tristeza y su antigua vida en Puerto Montt, todo como si fuese una sola cosa. Avanza en su relato hasta un punto donde la angustia se anuda en su garganta y le pido que sea sincera, que me diga lo que realmente le afecta. Dice: “Me siento sola”. La dejo llorar unos momentos. Mientras lleno su ficha clínica, pienso: “Bienvenida a la neurosis, bienvenida a la capital”.

2.10.06

Deducción

Bailo solo o acompañado, ya que la diferencia no es mucha. No son más que masa, una mancha uniforme y multicolor.La tipa con quien bailo aún no nota mi indiferencia ante los presentes.
Pregunta mi nombre, intentando iniciar una conversación.
Respondo por cortesía, pero sin ganas de hablar.

-No tengo nombre- le digo.
La respuesta me sirve para alejar a personas. Ella sonrie y continúa el interrogatorio.
- ¿Y dónde vives?-
- En cualquier lado, no tengo donde llegar-

Vuelve a sonreir y me pregunto si es muy tonta o muy inteligente. Sigue bailando, tan naturalmente como antes. De a poco, su mirada se vuelve soberbia. Se despega de la masa multicolor, sin salir de ella, y se acerca a mi oido. Es una mal definida forma humana que susurra:

-Soy poetisa y tú tan sólo un escritor pérdido más. Entiendo la metáfora y quiero darte un nombre y ser el lugar en que te quedes. Mírame de nuevo. Ésta vez me verás-

Me asusto y retrocedo un poco. Ella lo nota y suelta una pequeña carcajada.
Es la primera persona que veo en mucho tiempo y me cuesta creer que esté aquí.
Otra vez se acerca, pero esta vez está completa y es más humana que yo.
Toca mi mejilla con sus dedos largos para retirar una lágrima.
Acerca su mano y me la muestra.

-¿Por qué estás triste?- me pregunta, como hablándole a un niño.
-No estoy triste- respondo por inercia- la lágrima te esperaba y deseaba verte.

Acerca la mano a su boca y la bebe.

-Ahora está conmigo, ya no me extrañará-