22.3.09

Segundo escape

La rabia vuelve y sé que no es signo de inmadurez, sino de humanidad. Como si la conformidad fuera un estado apropiado. No es agradable pensar en la inutilidad del esfuerzo o el deseo. La equivalencia no siempre se cumple y, por lo general, para mí está bien. Es un estado azaroso ser humano y aún sabiéndolo no hay daño. Casi siempre no lo hay. Me gustaría que el deseo alcanzara para cambiar el mundo. Sé lo infantil que es, pero siento cierta liberación al sentir de esta manera. Algo tiene importancia en este mundo posmoderno (donde nada importa y basta con mirar hacia el lado para ser feliz). Resignación. Me ronda la cabeza esa palabra. Estaba demasiado acostumbrado a ella. Como sea, desear algo es mi derecho y a la vez, mi problema. Un mal hijo, pero indisolublemente mío, por lo cual siento una especial satisfacción al vivir con él.

1 comment:

Saint Jarh said...

Lúgubre. Eso puedo pensar de tu cabeza y tu blog.

Pero también veo harta consciencia por tu mundo "posmoderno", donde el individuo debe aprender a vivir con su individualidad y la de los demás. Individualidad que, desde que ni siquiera era posmoderno, cae en el egoismo y ahí queda la crema (y de la rancia).

Ya lo planteas de algún modo, resignación..., pero suena más bonito si decimos PICO. PICO con lo lúgubre de este mundo (sin apellidos), PICO con esos deseos frustrados por culpa del exterior. PICO con todo lo que nos estanca.

Ya lo cantaba la María Magdalena de Jesucristo Superstar:

"Basta ya de angustias,
deja los problemas,
olvida las penas.
Yo sé que todo va a pasar,
todo estará en paz,
esta noche debes descansar,
pues el mundo sin ti seguirá,
duerme bien,
con el sueño podrás olvidar..."

El show debe continuar... con cara de culo consciente o con una sonrisa consciente.

:D