5.6.22

Escudo

Eran los tiempos de las crisis de pánico y fui sólo al médico. La puntada en el pecho me atacaba de la nada y no se iba con nada. La doctora que me atendió me miró con desconfianza, cómo si yo fuera a fingir para tener licencia. No se la pude pedir tampoco, aunque la necesitaba. Salí de la consulta y me esperaba Alejandra. Horas antes me preguntó si me acompañaba y yo le dije que no. Llegó igual y me abrazaba mientras le decía que yo no fingía, que mi pecho dolía de verdad.

Las cosas no funcionaron con Alejandra, de lo cual me responsabilizo. Hoy la chica que me gusta no me cuida de vuelta, porque no le interesa y yo recuerdo a Alejandra no para volver, sino para que la chica que me gusta no me guste más, porque Alejandra me mostró qué es y cómo se siente ser amado.

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