6.1.08

20's

Sorbeteaba su mariscal y abrazaba su abrigo de animal desafortunado. Me miraba con sus ojos destrozados por el humo del cigarro y con cara de odio. ¿Qué iba a saber yo que le molestarían mis versos? Yo quise halagarla, aunque quizás rememorar su pasado de burdeles y libertinaje en público no fue una buena idea. Enrojeció mientras trataba de hacer poesía en el momento con ella como centro. Pero causó más risas que emoción y ella se paró y se fue. Aún sabiendo que todo lo que decia era para ella. Me mira y sin hablar me dice: Calla Josefino, calla.

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